martes, 10 de diciembre de 2013

NO ES QUE QUIERAS ESTUDIAR ES QUE QUIERES SER

La Universidad Cardenal Herrera alerta: “No es qué quieres estudiar. Es qué quieres ser”, una frase que se quedó dando vueltas en mi mente porque a este blog llegan muchos jóvenes que aún no han decidido lo que desean estudiar y están valorando diferentes alternativas.

A algunos podrá parecerle una distinción meramente terminológica pero no es así, la diferencia entre una postura y otra es abismal. ¿Por qué?

Porque estudiar hace referencia simplemente a preocuparse por las materias y las calificaciones que se obtienen en los exámenes, a limitarse a leer lo que orientan los profesores, en fin, a contentarse con tener un título universitario.

Sin embargo, si sabes lo que quieres ser todo cambia, es como si tu vida de estudiante diese un vuelco de 180 grados. En ese caso, exprimirás cada día de clase al máximo porque lo que estás buscando no es un título sino una profesión de la cual sentirte orgulloso y a la que dedicarás una buena parte de tu vida.

Muchos jóvenes me preguntan si estudiar Psicología es difícil. Yo les respondo que no, que es muy sencillo. Eso sí, ser un buen psicólogo es difícil y no todos lo logran. Ahí radica la diferencia entre la persona que simplemente quiere estudiar una carrera y aquella que quiere convertirse en un buen profesional.

Eso significa que en vez de preocuparte en demasía por las materias que se imparten, deberías concentrar tus esfuerzos en proyectarte como un profesional. La pregunta no es si podrás pasar los exámenes sino si realmente te gusta esa profesión y te ves ejerciéndola dentro de 5, 10, 15 o 20 años. La pasión por un área determinada del saber nos convierte en mejores personas, nos hace ser más proactivos, nos impulsa a descubrir y a profundizar más allá del temario. Si sabes lo que quieres ser, ir a clase no será aburrido, al contrario, esperarás con expectación ese momento porque sabrás que vas a conquistar un nuevo terreno, que estás dando un paso más que te acerca a tu objetivo.

Una carrera te cambia

Más allá de las calificaciones, las clases y la excelencia en el desempeño, antes de elegir una carrera debes saber que a menudo estas te cambian ya que estimulan el desarrollo de nuevas perspectivas, habilidades y sensibilidades.

Por ejemplo, ¿sabías que las personas que pasan el Grado Enfermería y después trabajan directamente con los pacientes desarrollan una sensibilidad especial ante las microexpresiones? Existen numerosos estudios que han desvelado que las enfermeras son capaces de percibir una mayor cantidad de expresiones faciales fugaces, esas que normalmente se nos escapan a la mayoría de las personas. Y claro, esta habilidad especial también la ponen en práctica en su día a día porque forma parte de ellas, se ha automatizado.

Por tanto, elegir una profesión no es como comprar un coche o seleccionar un destino para ir de vacaciones, las carerras te cambian, o al menos cambian algunos pedacitos de ti.

¿Qué hacer?

Puedes buscar información sobre las materias de estudio, esto te ayudará a visualizar mejor de qué se trata la carrera, pero lo verdaderamente importante es que te preguntes qué quieres ser. Recuerda que si una carrera te apasiona, estudiarla será mucho más fácil y nunca terminarás de aprender cosas nuevas.

Conversa con profesionales que ya tienen años de experiencia y no les preguntes cuán difícil o fácil les resultó estudiar, pregúntales cómo se sienten ejerciendo su profesión, pregúntales qué ha cambiado en ellos, pregúntales qué hacen en su día a día…


Y, por supuesto, apuesta por una Universidad que comprenda la diferencia entre estudiar una carrera y convertirse en un profesional.

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